DÉFICIT COMERCIAL AMORTIGUADO: En los años K, sin inversión extranjera directa (IED), sin emisiones de deuda y sin argentinos trayendo los beneficios de sus inversiones en el exterior, Argentina dependía de un fuerte superávit comercial para no convertirse en “exportadora” neta de divisas hacia el resto del mundo. Ahora, se espera que entren dólares por la cuenta de capital y financiera de la balanza de pagos, ya sea vía endeudamiento como vía IED, por lo que la importancia del superávit comercial se reduce considerablemente.